Aldana Lichtenberger, PhD. @aldanalichtenberger
“No siento nada.”
“Me duele.”
“Se me baja.”
“No llego.”
“Me desconecto.”
“No sé qué me pasa.”
Cuando algo así sucede, muchas personas se preguntan:
“¿Será que tengo un problema?”
¿Será hormonal? ¿Psicológico? ¿Es estrés? ¿Es la pareja? ¿Soy yo?
Esa pregunta, que parece tan simple, muchas veces viene acompañada de culpa, vergüenza o miedo. Porque cuando el cuerpo no responde, lo primero que solemos pensar es que algo está roto.
Y lo segundo… que es nuestra culpa.
Pero en Flami no creemos en diagnósticos que reducen tu sexualidad a un fallo mecánico.
Creemos que cuando el cuerpo no responde como esperás, no está fallando: está hablando.
Muchas veces no se trata de una “disfunción” en el sentido clásico (como anorgasmia, vaginismo, disfunción eréctil o deseo hipoactivo), sino de una respuesta aprendida, una forma de protección que el cuerpo desarrolló para sobrevivir a contextos que quizás no fueron seguros, o simplemente no fueron placenteros.
Y eso no se “cura” forzándote.
Se comprende. Se acompaña. Se transforma.
Por eso proponemos cambiar la pregunta.
En vez de: ¿Qué tengo?
Podés empezar por:
¿Qué está pasando en mi historia, en mi contexto, en mis vínculos, que haga que mi cuerpo esté diciendo que no?
Porque el cuerpo no falla.
El cuerpo responde.
Y muchas veces, responde con tensión, con ausencia de deseo, con dolor, con falta de excitación, con desconexión total.
No porque esté roto, sino porque está tratando de cuidarte.
Tal vez alguna vez tuviste sexo sin ganas y lo naturalizaste.
Tal vez tuviste que estar presente con el cuerpo, pero ausente con la mente.
O quizás aprendiste que tu deseo viene después del de otres, y que lo importante es complacer.
Tu cuerpo registra todo eso.
Y cuando por fin tiene permiso para no seguir forzando, te lo hace saber.
En Flami no tratamos al cuerpo como una máquina con botones que se prenden y apagan.
Tampoco pensamos que haya una forma “correcta” de vivir la sexualidad.
Lo que hacemos es escuchar con curiosidad lo que el cuerpo está diciendo.
Porque cada síntoma tiene un sentido si lo mirás en el contexto adecuado.
No se trata de encajar en una etiqueta ni de volver a funcionar “como antes”.
Se trata de entender qué necesita tu cuerpo hoy para sentirse a salvo, encendido, disponible.
Y eso no siempre se resuelve en una receta, un tip o una técnica.
A veces requiere paciencia, cuidado, conciencia…
Y un espacio donde lo que hoy parece un síntoma empiece a entenderse como parte de una historia más grande.
Una historia que no empieza ni termina en un diagnóstico.
Y donde podés empezar a escribir un nuevo capítulo.
Porque la pregunta no es si lo que te pasa es “normal”.
La pregunta es si te está alejando de la vida sexual que querés tener.
Y si es así, no estás sola.
No sos una excepción.
Y no necesitás forzarte.
Necesitás un espacio donde el placer no sea una exigencia ni un mandato, sino una posibilidad.
Donde puedas explorar qué te gusta, qué te apaga, qué necesitás hoy, no lo que esperás sentir “por deber”.
Un lugar donde el deseo no sea una medida de tu valor, sino una brújula para vivir más cerca de vos misma.
No es que no puedas.
Es que tu cuerpo no quiere seguir funcionando como si nada pasara.
Y está bien.
Eso también es inteligencia corporal.
Eso también es cuidado.
Escuchar al cuerpo no es resignarse, es empezar a recuperar el poder sobre tu historia.
En Flami trabajamos desde un enfoque contextual, que no separa lo que te pasa de tu historia, tu entorno, tus vínculos, tu biografía emocional y erótica.
Y por eso no pensamos la sexualidad como un conjunto de funciones a reparar, sino como una experiencia viva, relacional y en permanente construcción.
Tu cuerpo no es el problema. Es la puerta de entrada a una transformación posible.
Una más libre.
Más tuya.
Más viva.